Cretas: piedra y vino en el corazón del Matarraña.
Situada a tan solo 30 km de Casa Rural el Corral de Valero de Valdealgorfa, Cretas sorprende al visitante cuando éste se adentra en su casco urbano. Pocas localidades pueden presumir de atesorar tanta riqueza patrimonial en su término municipal. Una localidad que muestra con orgullo las huellas del pasado, conservado en forma de piedra bien trabajada. Una joya más del Matarraña para deleite de nuestros sentidos. ¿Quieres conocerla con nosotros?
Para llegar a Cretas desde Valdealgorfa, deberás tomar la N-420 en dirección Tarragona hasta llegar a Calaceite. Aquí, solo debes coger el desvío a la derecha para recorrer unos 10 kilómetros la A-1413 hasta nuestro punto de destino. Te recomendamos dejar el vehículo a la entrada de la población, junto al centro escolar.
Nuestro paseo se inicia en la iglesia parroquial, que tiene la doble advocación, la de San Juan Bautista y Nuestra Señor de la Asunción. Declarado BIC desde 2001, este templo se construyó en el siglo XVI, destacando su aspecto defensivo exterior con remates almenados y por la magnífica portada de estilo renacentista, donde una inscripción reza “a costa de Cretas me hizo Xado”, aludiendo así al arquitecto y al promotor de la obra.
Seguimos la calle de la iglesia para adentrarnos en un escenario de piedra que nos envolverá durante todo el recorrido. En seguida llegamos a la casa Sapera, edificio del S.XV sobre un bellísimo pórtico formado por dos arcos apuntados y techumbre decorada con paños de yeso entre las vigas de madera. A nuestra izquierda, se nos muestra el callejón de la Orden de Calatrava, salpicado de varios arcos apuntados y ventanales de estilo gótico. Al fondo, un curioso relieve de un soldado (quizás de Napoleón o de las Guerras Carlistas) decora una fachada. A la derecha de la Casa Sapera, junto a otro pasaje, se ubica el Centro de Visitantes de la Ruta Íberos del Bajo Aragón, aquí dedicado a la lengua y escritura ibéricas. Atravesamos la Casa Sapera para recorrer la Calle Mayor, con bellos ejemplos de arquitectura civil de los siglos XVI a XVIII que nos sirven de pasillo antes de alcanzar la Plaza Mayor de Cretas.
Sin duda, la Plaza Mayor es el centro neurálgico de la población, un espacio amplio conformado por la casa consistorial, notables caserones de estilo aragonés y en el centro, el pelleric o picota originaria de 1584 y trasladada aquí en 1962. Originalmente, esta columna se ubicaba más allá de las murallas de la población, cerca de la capilla de San Roque donde puede que se utilizara como picota para ajusticiar a los reos. Sobre la columna encontramos el antiguo escudo de la población, con los signos que nos hablan de su larga historia: la cruz de la orden de Calatrava, señores de la villa desde finales del siglo XII; el cordero pascual, símbolo eclesiástico posiblemente asociado al período de señorío del obispado de Tortosa; y las barras aragonesas que nos recuerdan su titulo de Villa real.
Seguimos nuestro recorrido por la calle San Antonio de Padua hasta llegar a la Capilla dedicada a este Santo. Se trata de la típica capilla portal barroca, ubicada sobre uno de los antiguos accesos de la muralla medieval. La proximidad de esta capilla con la Casa Turull no se debe a la casualidad ya que fue el Señor de esta casa, Felicísimo Turull, quien costeó las obras. Destaca su balcón cerrado con una interesante barandilla de hierro forjado y apoyado sobre grandes ménsulas decoradas con caras. A la derecha de la capilla-portal en la calle del Pilar, se conservan restos de la antigua almazara: gran edificio con fachada de sillería, portada en arco de medio punto y canalón construido en sillería y apoyado sobre ménsulas. Tiene notable interés este canal de piedra que posibilitaba la conducción de agua.
Es hora de volver nuestros pasos y dirigirnos hacia la calle Juan Álvarez Morato para llegar a la capilla de San Roque (antiguo hospital), junto a otra de las viejas puertas de la muralla. Cuando las grandes puertas de madera del balcón se abren, el interior de la capilla puede ser contemplado desde la calle.
Una vez satisfecho el sentido de la vista, no podemos abandonar Cretas sin deleitar nuestro paladar con sus productos típicos, ya sea en los acogedores establecimientos comerciales o en la cooperativa local, ubicada en la misma travesía de la carretera comarcal por la que hemos accedido. Sin duda, lo más conocido de Cretas es el vino, pues gran parte de su economía gira en torno al cultivo de la vid. En abril, Cretas organiza una Feria dedicada al mundo del vino durante todo un fin de semana, convirtiéndose en un referente regional. Además, no podemos olvidar los otros productos estrella del Matarraña: el aceite de oliva virgen, los productos cárnicos derivados del cerdo y su variada repostería.
Como ves, Cretas ofrece al visitante elementos suficientemente atractivos como para dedicar parte de nuestro tiempo. Te aseguramos que no te va a defraudar.